En duermevela, me vine a evocar
fue un sueño difuso, pero....
en mi corazón, pudo anidar.
¡Que bella damisela!
puedo ahora decir
no me dejas marchar ni yo me quiero ir.
Lo supe cuando te vi
lo leí en tu mirada,
me lo darías todo
y mi sed saciada.
Pasaron los años
en la dulce morada
y, ahora me siento
a la luz de mi amada.