Amigo,
no te vayas.
Que no conozco de recorridos solitarios.
Espera,
solo entiendo de amaneceres y naranjadas contigo.
Ay!!!.
No se de caminos,
de esquivos horizontes,
de puentes de derrota.
Amigo,
no te vayas.
Desanda tus pasos,
el amor no se abandona
si acaso se hace un alto.
Las lagrimas no alcanzan,
se petrifican
como el alma.
La noche se hace corta para añorar,
se achica,
se encoge.
Amigo,
no te vayas.
Óyeme,
es mi alma quien te habla.
Sin emitir sonido alguno,
te miro recoger tus cosas
abrir la puerta,
recorrer cada rincón de mi desnudez,
sin notar mi angustia.
Mis labios incrédulos
amagan una sonrisa,
acaso, un pequeño temblor
semejando una caricia.
Amigo,
no te vayas.
En tu brevísima despedida,
sostengo esta triste mirada de abandono
que no alcanzas a ver.
Doy la bienvenida a mi vida sin mi,
a mi larga madrugada.