No debemos permitir en nuestras vidas,
que tenga el corazón, espacio para odiar.
Porque es un sentimiento tan mezquino,
que no permite nunca, que uno pueda amar.
Es un concepto, que en la vida se aprende
porque ningún humano, nace con maldad,
es del libre albedrío que se va aprendiendo
y uno se convierte, en un ser sin piedad.
Es que en el alma se forma un laberinto
que la salida, no la puedes encontrar,
porque la razón se va de tí apartando
y tu alma a la deriva, se hunde en ese mar.
Ese sentimiento daña muchas vidas
y no debes darle nunca, oportunidad
porque quien lo lleva, le hace tanto daño
que su alma nunca puede, ver con claridad.
A los que en el alma sientan algún odio,
dejen se abra una ventana, en su crazón.
Para que canten junto a todos los que aman,
el himno del amor y de la compesión.