De irme cantando en el camino agreste
sintiendo la dulzura de las tardes,
y lleno el corazón de la celeste
llama de amor que en los caminos arde...
Pablo Neruda
Pude dejar entonces sobre tu labio triste
mi palabra en susurro
y que tú pronunciaste.
A veces no te miro -aunque puedo mirarte-
A través del mutismo
que encalla el pensamiento…
pero eres el camino que recorre mi mano
(qué pequeño pasaje hay
entre el hombro y tu oído)
Y que grande el sendero para llegar -amarte-
Los días van pasando y te encuentro en mi lecho,
en el comedor y en la sala,
eres tú ya la sombra que acompaña mi paso
la que sabe a silencio en mi cuarto vacío.