Hielo y fuego, calor y frío…enemigos irreconciliables. ¿Por qué elegir cuando puedes tener calidez y frialdad en lo más profundo de tu corazón? El hielo perfecto y pulido en mármol te eriza el vello con sólo rozarlo. Cada membrana de tu cuerpo se activa y vuela de la mano del más frío de los inmortales. Sólido, firme y siempre cristalino, protege y da cobijo a su débil humana…la cual ansía tocar su cuerpo marmóreo y dejarse envolver por un abrazo infinito. El simple roce de sus dedos hace derretir al hielo, convertido en materia indefensa y vulnerable ante los compases de la más bella de las damas.
El fuego abrasador hace saltar chispas de energía. Tan necesario como peligroso te aferras a él para encontrar la calidez dulce y confortable. Siempre dispuesto a iluminar los más oscuros de los sueños, el fuego cautivador embelesa a su presa y logra envolverla entre sus llamas. Tierno e insensato se mueve sin rumbo fijo, y anda derritiendo a la más bella de las damas.