"Para mi corazón basta tu pecho, para tu libertad bastan mis alas."
Pablo Neruda
Un lucero de silencio es necesario susurrarte
para así, entretejer zafiros de tu alma con la mía,
y ser ahogo en la quietud dispersa,
derretida en el halo vivaracho de tu tacto.
Alondra, bésame el cristal de mis párpados,
con la lince humedad de tu brisa furtiva,
halada en la pupila de mi ventana
en la opacidad de un día omitido en el calendario.
Baila conmigo en el vacío de un afónico ritmo,
con la danza de labios envueltos en tu aura
ígneos en partículas de sol,
que suspendidas viven, en la retina de mi piel.
Clavel Rojo
Alejandra P. Rodríguez Espinosa. Todos los derechos reservados.