Alexander Vortice

MAUSOLEO

ACABA viniendo como si fuese

una palabra articulada entre sombras

y mugre; viene y se establece en mis núcleos:

es el tránsito concluyente,

es el armazón que robé a oscuras

en el tanatorio de la vida que no viví

por motivos de augurio erróneo.

 

A veces es el alcohol, casi siempre

es la manera que tienen “los otros” de golpear

mi rostro de nieve incandescente;

ocasionalmente es una calle enlutada,

una conversación entre patriotas del verso

venidos a menos a causa del tránsito

que nos dirige hacia el mausoleo

donde habita el no-ser

y el incuestionable no-saber.