Dama que todo lo ves
Y que todo te callas,
Por qué me miras así
Con tu temida y amada mirada
Hoy te he sentido en mi espalda
Y he dado la vuelta para verte
He oido tu tremebundo sonido
De silencio sacro y silente.
Hoy como ayer deseo que vengas
Y que me des tu aliento silencioso
Sobre mis hombros apoyes tus dedos
Dándome tu tacto dulce y cariñoso
Y yo ensimismado con tus palabras
Cerraré mis ojos para sentirte,
Para amarte en silencio como siempre
Y así sin verte poder amarte
Sobre la polvorienta iglesia
Siento tu presencia
en los desvenjados bancos
crepitando y silenciosos
Por favor suena otra vez
haz que te oiga de nuevo
porque si otra vez te oigo
será que aún no estoy muerto.