ALVARO J. MARQUEZ

ENTRE MIS SIENES / QUEJIDOS (DOBLE TANDA)

<< ENTRE MIS SIENES >>


Preguntan el porqué de mi soledad,
El porqué de mi continua tristeza;
Preguntan cosas relativas a mi edad;
A veces las contesto, otras las evado;
Total, si estoy soltero o casado,
Tan sólo a mí me interesa.

Trato de hablar con la verdad,
Aunque a veces lágrimas me cuesta,
Pero en las cosas de mi intimidad...
Tan sólo tú figuras en ella,
Diosa de mi alma, mi reina bella;
Mi verdad, tú sabes que es ésta.

La razón de mi soledad tú la tienes,
Porque no estás ahora a mi lado;
Un dolor agudo penetra mis sienes
Y hay un tormento en mi mente;
Se me borra el tiempo, no hay presente,
Ni futuro... ¿y a dónde se fue el pasado?

Yo tendré la edad que quieras ponerme,
Puedo ser niño, joven o anciano...
Lo entenderé si no puedes creerme,
Estoy enloqueciendo poco a poco
Y no se le puede creer a un loco
Que ya hasta se olvidó de que es humano.

¿Por qué siempre estoy triste?
¿Por qué me acompaña esta pesadumbre?
No lo sé, será porque me quisiste
Y luego dejaste de hacerlo...será.
Trato de acostumbrarme, de olvidarte ya,
Pero no me adapto a esa costumbre.

Tengo entre mis sienes un dolor profundo,
Hay una lágrima contenida en mis ojos;
Hay nostalgia en mi vida y en mi mundo;
Hay dolor en mis pensamientos,
De ver pisoteados mis sentimientos
Por culpa de tus antojos.

Ya no quiero escribir más, no quiero;
Es mucho dolor para un solo hombre;
De nada me ha valido ser sincero,
Ni tratar de mantenerme cuerdo,
Para borrar por fin de mi recuerdo
Todas las letras de tu nombre.

 

 << QUEJIDOS >>

 

Me he estado quejando de rumores

que en ocasiones siento a mi espalda;

he recordado los sinsabores

de mil historias vividas;

espinas que clavaron en mi vida

tantas escobas con falda.

 

Me he estado quejando y mis quejidos

no son escuchados como antes.

Mi mundo parece hundirse en el olvido,

por mujeres que signaron mi destino;

que se cruzaron en mi camino

con figura de novia, esposa o amantes.

 

Me he estado quejando sin saber

a ciencia cierta de qué quejarme.

Si una específica mujer

se aleja, me comienzo a preguntar

si ella preferirá olvidar

o si le gustará recordarme.

 

Me he estado quejando y mis quejas,

parecen ya llantos sin sentido;

parezco un preso que tras las rejas,

llora porque no oyen su verdad

y cuando le dan su libertad,

llora por haberla conseguido.

 

Tanto que me he quejado y al final

la realidad es sólo una.

Lo que era de pasar pasó igual,

pasajeras igual que las modas;

un día las tuve a todas

y hoy no tengo a ninguna.