Vivo entre la vida, vivo entre la muerte
De día soy terrestre y de noche espíritu celeste
Visitando a los míos en su jardín vidente,
Hay un familiar mío, que esta convaleciente…
Sedado, mientras su cuerpo recupera su suerte,
El pasear por los días con la sonrisa evidente
Es un hombre con educación, de creyente
Su nombre es Pedro Abellán Martínez…
Y siempre me trato con respeto diferente, Su carisma es claro, como el agua de la fuente
Ríos de ternura le regalo a su gente,
Hijos nietos y a su mujer siempre presente…
En sus caminos desde su boda y para siempre,
Todos los días rezo, para que pronto despierte,
De este sueño, donde ha entrado con mala suerte
Y nadie me dicta este poema como remitente…
Me sale del corazón y las ganas de verte,
Caminando por tu Lugarico y tu Puebla presente,
Con el orgullo en la matricula, de tu frente
¡Allá donde estés si es que no vuelves, espíritu presente!…
¡Ojala despertaras, de este sueño impertinente!
Pero si no es así, nadie dirá de ti nada de mala fuente,
Pero yo si digo cuñado Pedro, que te fuiste sin despedirte
Porque nadie sabe dónde está, el minuto de su muerte…
Hay esta, siempre Dios el que nos llama, a su pesebre
Un cielo con luna y sol donde solo hay, almas fugaces
Y si es verdad que hay un cielo por allí, te abrazare
Pedro Abellán Martínez, un hombre que vivió feliz,
Mientras estuvo paseando por la vida, consciente.
¡Todos somos iguales cuando dejamos de respirar y partimos hacia el cielo, pero tú Pedro fuiste en vida, la educación perenne!
Modesto Ruiz Martínez / jueves, 18 de noviembre de 2010