Te describo
O. E. C. A.
Caminando por el tiempo,
me econtré con tu recuerdo,
el recuerdo de tu rostro y tu cuerpo
un recuerdo de ayer,
el recuerdo que tengo a cada segundo de hora
a casa hora que pasa en el día.
Tu rostro es la hoja blanca donde escribo
es una poesía viva
y este cuaderno se ha vuelto tumba de poemas
pues sólo yo los escucho.
Tus ojos son un cielo,
un cielo dónde cuelgo un columpio,
un columpio dónde me arrullo e imagino mundos,
un lugar dónde la aurora me besa los ojos
el lugar dónde el viento me eleva,
parpadeo…
y sigo estando en la mejor ventana para mirar las estrellas.
Tu nariz, es la perfección de una curva,
es una montaña con cavernas,
es una flecha señalando abajo
que me dice dónde están tus labios.
Tus mejillas son dos manzanas,
dos frutos con la suavidad del algodón;
pero tu boca, es mi vida
y a la vez es muerte.
Es vida cuando sonríes,
y es mi muerte cuando la tuerces al verme.
Así eres tú,
una luz que brilla y se apaga como vela al viento
cuando llego yo
y trato de colgar mis sueños en tu pelo.
Tu sonrisa es prender la luz en la oscuridad,
es pensar en el sol y la luna por fin juntos amándose,
es imaginar un mundo donde sólo existe alegría
es escuchar a mi corazón gritar,
es sentir al cuerpo llenarse de vida.
Es retener en mi mente un pensamiento,
dónde un día gris se pinta de azul
no es contemplar tu belleza
es hacer que te metas en mi cabeza.
Se congela el tiempo.
Yo arresto al momento
y lo encarcelo en las celdas de mi alma.
Ese día se escapa el delincuente
y describo el instante
en que se robo unos latidos
un suspiro.
Y un….
Te prometo nunca olvidarte.