Menéame los sesos con tu baile de simulación.
Soy el que soy porque tú lo hiciste bien:
agarraste mis ojos con la navaja del abandono
y mi ego se convirtió en orgullo y decencia.
Sin miedo alzo mi brazo y rozo el cielo
azul-eternal, solicito a Dios
un minuto más de vida para sacar mis armas
y volarle la cabeza a la injusticia del día a día,
al político que me mintió
por unas horas más de poder.
Menéame el cuerpo herido de insenciridades
y yo agarraré tu miedo y lo convertiré
y en pavor permanente.