Suena la sirena de un nuevo dia,
la sandalia que hiere la alfombra
se pierde entre los arboles sin sombra
en el bosque de la angustia y la melancolia.
Llorar no es bueno mi madre decia
ella nunca tuvo agua en el manantial de sus ojos,
las làgrimas no eran bienvenidas en su rostro
me acuerdo de su semblante todavia.
cuando su vida se detuvo en el semaforo de la muerte
mi alma triste y altiva,
con mis ojos medios humedos y pensativa
tampoco quise llorarle a su muerte.
su cuerpo destruido yace inerte,
doy gracias a mi madre,
que fue madre y padre
como una mujer sublime, como un hombre fuerte.
pero me enseño a no llorar,
ni a escaparme, ni a escoderme.