Duerme, un sueño eterno, mi recuerdo, atrapado en la luz de la mañana
Después de haber, estado toda la noche
Escondido, entre tu cuerpo, y tu almohada
Siento a un, el calor de tus caricias, recorriendo lenta mente, todo mi cuerpo
Y el suspiro, de tu boca apasionada, que me dice mil cosas, sin querer decirme nada.
Que daría, por no olvidar, lo de esta, noche
Y seguir enredado, en la ropa, de tu cama
Para no, poder salir, de entre tus piernas
Para que sientas, mis lamidas, con más ganas
Que daría por no borrar de mis sabores. El salitre de tu sexo humedecido
El chasquido, de tus besos en mi boca
Y el galope, de tu cuerpo, enloquecido
Dime, Luna, ¿tú la, has visto? ¿No sentiste sus suspiros?
¿Es que acaso, ha sido un sueño, mío? ¿Es que yo no lo he vivido?
Pero, Si aun, siento su palpitar. Y siento… sus contracciones.
Luna, si, se ha, comido, mis carnes, con ansia y con desespero, se bebió mi brebaje,
Si galopaba, sobre, mi grupa, como, a un caballo salvaje.
¡Si a un respiro su aroma! Si tengo, impregnada, mi piel, con el sudor de su piel
¡Si a un, me queman, sus besos!
Por eso, sé que no es, un sueño. Luna, ¿Te das cuenta?
Ves, no ves, que la tengo, en mis brazos, todavía.
Por eso, lo sé… por, eso se que no es un sueño.
Autor: Joaquín Méndez 23/09/10. Reservados los derechos.