Gracias,
Por estar ahí para todo,
tanto bueno como malo,
cotidiano o extraordinario.
Por mostrarme, que un pequeño gesto
puede hacer grande un momento.
Por darme alegría, y también,
por llorar conmigo.
Por confiar en mí,
aunque no siempre haya sido fácil.
Por disfrutar mis triunfos,
incluso a veces, más que yo misma.
Gracias también,
Por empeñaros con ahínco, sin descanso,
que estudiara - o estudiase -.
Por los lugares conocidos y,
por supuesto, por los soñados.
Por demostrarme que el dinero,
es importante hasta lo necesario, no más.
Y, Por enseñarme,
lo complejo y fundamental que es una familia;
a luchar y ser fuerte;
a ser esposa y madre; / a ser hija y abuela;
a perdonar y exigir; / a callar y responder;
a esperar y a inquietarme;
a confiar y compartir, sin temor a la pérdida;
a soñar, sin estar fuera de la realidad y,
a que el esfuerzo, siempre merece la pena.
Gracias,
Por darme a un Dios, a quien poder elegir.
Por enseñarme lo que es el amor,
y también el dolor que puede causar.
Por todo lo que no menciono,
Y sin embargo, no se olvida.
Gracias,
Por darme la Vida y
acompañarme a lo largo de ella.
Y, sobre todo, Gracias,
Por quererme.
Yo, también.
MARTA DORESTE