Descendí a la hoquedad de tu vientre, buscándome,
y ... me abrazó tu oscuridad.
Buceé entre tus azules lágrimas, buscándome,
y ... me envolvió tu inmensidad.
Ascendí ansiosa por las paredes de tu ser, buscándome,
y ... me meció tu silencio.
¡Exhausta!,
en los infinitos brazos de la oscuridad,
envuelta en la inmensidad,
mecida por el silencio,
... me oí.