Como dos fulgores del amanecer
nuestras almas se fundieron sin saber
el momento preciso o el tiempo exacto
en que el Amor cubrionos con su manto.
¿Fue acaso una noche de Noviembre?
Si, tú alegre y pasiva; yo con hambre
del elixir celeste de tus labios
que Ovidio atinar no pudo en los astros.
Mi corazón late al son de tambores
de guerra que anuncian nuestros amores;
fija mi mirada hacia el horizonte
sentí el calor de tu boca latente.
¡Ah, cuántas quimeras besan mi mente!
Dirás tú: "Es un hola, simplemente"
Mas con el yo sentí cómo aceite y agua
mezclábanse al aire gris de Managua.
En un momento, como un golpe fatal;
al otro, un suspiro con aire vital.
En eso un verso se aferra al concreto:
digo cual niño que cuenta un secreto.
¡Y me pierdo en el tiempo, en el aïre;
y divago en realismos, sin estare.
Dos almas se fundieron al instante
cuando un beso sonó: ¡Y muero al mirarte!