Esclava de tus recuerdos, mi corazón cautivo
y sin esperanzas, aún por tí suspira y sabiendo
que el adios llegó.
Si existo es por la caridad de Dios, pero con el
adios que yo te di, se mermaron mis deseos y
fuerzas de vivir.
Todavía me siento tuya, imposibilitada de amar
a plenitud a otro ser. Será que la estupidez llega
a tanto?, y la indiferencia que recibí no fue suficiente
para marchitar tu amor, a pesar del suelo árido
en que se encuentra.
Quisiera callar mis sentimientos a mis sentidos,
pero el uno le cuenta al otro, lo mucho que por tí siente.
Si pudieran ellos el camino enseñar, para al abismo
tirar tanta necedad.