Eres misteriosa, y te canto,
Aunque no me conozcas, te admiro,
Te espero, cuando desees jugar,
Te veo, cuando quieres reír.
Y yo te canto, tan fuerte, tan cálido,
Ya no hay pensamientos, de tanto juego,
Siempre al lado, mi fiel voz,
Te elogiará, hasta que llegue el adiós.
Tus ojos, grandes, intimidantes,
De tigresa, fuerte e impactante,
Eso eres, mi tigresa, pues ya te beso,
Me comes, en mi mente y en un cándido sueño.
Y que hablar de tu cantar,
Son grandes, roces suaves, hálito manjar;
Tus labios, pequeños y sensuales,
Muy pacientes, son mis deseos, de tantas veces.
Ya te veo, silenciosa, mi muñeca,
Atenta, sin inmutarse,
A murmullos, que como mala te dejan,
O te quieren, deseando silenciarme.
Quizás el pensar me aloque,
Y sea más que ni tanto verte; vivir el día a día es mi deseo solemne,
Y abrámonos a la vida, que es el amor sin límite.
JARS