Tengo para darte un respirar,
en noches de dulces mandrágoras,
dando el primer vestigio de aromas de otoño.
Tengo para darte un brillo de luna
incipiente y bondadoso,
el cual puede jugar en tus curvas,
y ubicarte como yo plazca en la noche,
para lograr contrastes maravillosos
en tu anatomía de ninfas placebas.
Tengo campos de flores
en pos de tu caminar
como vertedero de catarata,
lúgubre en noches de silencio inaudito.
Tengo manjares de dádivos placeres,
que cuelan por sobre el enternecer
que es saberse sobre tus labios
y ser parte tuya,
dulce diorema dorada,
mujer de frios contemplar,
sin embargo tan tibia en actos y miradas
como de nada importar, aunque profundos.
Tengo maquiavelos, punzantes deseos
por saberte mía en lechos furtivos,
y declarar guerras en tus llanos paises,
sortear finuras y estandartes
para tenerte con fines para nada preciosos,
ya que deseo acariciarte hasta ya corroerte,
y ya no tener nada de ti.
Deseo oírte pedir por tu calma,
y no flaquear ante tu absoluta ternura,
conservar el saber que quieres más
de esa destrucción pasiva que puedo darte,
ese candor y quietud,
ese saber pleno en tu vientre
increíblemente pausante
que me convierte en mejor hombre..
Más, dice ella,
proclama por más,
la dulce, vertiente,
lujosa maravilla hecha mujer,
como si más fuera de un meter mano
en recipiente para sacar quizá,
otro caramelo..
Cuánto más, pregunta ella,
como si se tratase de caprichos de niña,
cuánto más no supone que hay,
en ese campo de legumbres
fértil y mancebo llamado corazón,
que es lo que al fin y al cabo
da rienda a este hombre ya de por si esquivo,
rústico y maltrecho como madrugadas llegando a su fin.
Cuánto mas allá
depende absolutamente de su finura,
distante y fluctuante,
de su brillar en ojos de fantasia
ante su tan solo tocar de yemas y falanges
en una tarde de frío..
De un volcar en dias auspiciosos y danzantes,
de repente ella pide por su vida,
pide no morir, por cuanto este absoluto asociador,
cautivante y emancipador lobo matutino
tan bien podría matarla,
u ofrecerle mil estrellas desconocidas
para que ella las nombre y hasta cree vida en ellas..
..Dice clamar,
dice consignarse a un penetrar,
un promover, a un bienestar,
dice gustar de esa torpe y sádica,
magullante y arrasadora,
vitoreante y en seco,
proeza tan pura llamada poesía
la cual un niño no crecido tiene para darle..
Esa quizá torpe, divina hada luminosa,
que barulla en noches templadas,
quizá no sabe que este tal vez idiota,
oscuro, manchado y zonzo,
gallardo de armas tomar,
que en pleitecía a su orden maldito
que es el maravillar,
plagado de dudas,
a colgado sus armas,
y tan solo deja salir
esta fértil moraleja
llamada Apreciar.....
Quizá no sepa o no entienda,
que lo hace mirando su foto.
Y que esas palabras salen precisas de ahí,
de sus ojos, de su mirada, la de ella.
Y este parlanchín
es solo un vehículo de eso,
de su hermosura femenina,
y de su poder calmar a bestias
en tan solo un actuar, en un besar,
en un amar.