El perro amigo del hombre
amortigua soledades
y a cambio de compañía
habita en departamentos
con alfombras de colores
y alimentos balanceados,
sale a pasear en grupo,
juega en espacios soleados.
Los canes no nos reprochan
ni reclaman igualdad,
no acusan inmadurez
ni crisis existenciales,
no cuestionan competencia
ni el rol ó la identidad,
aceptan la dependencia,
respetan la autoridad.
El animal llena huecos
que el amor suele dejar
ocupando mansamente
los rincones del lugar,
no reconoce suplencias,
él, se siente titular.
El hombre aprende del hombre
y tambien del animal
pero el amor entre hombres
es cuestión de prioridad
cada vez hay menos niños
y mas perros con hogar.
No sea cosa que debamos
DISFRAZARNOS Y LADRAR....