No sé quien eres,
pero sé que algún día llegarás.
Yo estaré aquí esperándote
para aferrarme a tu mano,
exhausto de tanto andar
sin llenar mi vacío.
Después,
tras los correspondientes brindis,
reabrirás mi corazón ajado
desde siglos atrás
para llenarlo de puro sentimiento,
y jugaremos a mirarnos
entre sonrisas y sábanas.
Entenderé, entenderás,
reposaré mi cabeza en tu pecho
y sentiré tu tacto protector;
volaré y volarás
hacia bosques, árboles
y mares de emoción
que sabrán de ese amor inmortal
tantas veces soñado...