En silencio yo te amaba
con un enclaustrado corazón
que ya me quita la razón,
tanto que el amor callaba.
Día y noche, en mis sueños te llamaba
y en mi sangre se encendia la pasión,
de aquella mañana, la misma ilusión
cuando ya sentía que te amaba.
Necesitada de tus labios y de tu piel,
no costaba compararte con la dulzura de la miel
perdiéndome con tu mirada penetrante.
Como cuesta olvidar
tu sutil forma de amar,
como olvidar que alguna vez fuiste tú, mi amante...