ninfadora

ROSA

 

He robado una rosa,
Del edén citrino
Con la lentitud de la noche,
Entre tibios pasos,
Sabiéndola hermosa entre las flores,
Siendo mi amarga penitencia,
Abrazo la espina implacable,
Que carda mi mano desdeñosa,
Desgarra efímera y mortal,
Mi alma llorante,
Queda mi piel marcada,
Por este delito ufano,
Acaricie los pétalos purpúreos,
Que sedujeron celosos mis pupilas,
Drogándome el aroma sustancioso,
Que en nocturno carmesí me cautivo,
Sustraje la flor de seda,
De aquel rosal encendido en fuego,
Llamando a mi corazón desde lejos,
Silbando por el aire mundano de la noche,
Una voz de soledad quejada,
Que lleva en su eco de angustia y soledad,
La condena eterna,
De una muerte anunciada.