En esta tarde plomiza…
robaré tan solo un puñado de tu soledad
y unas cuantas gotas de tu lluvia,
mientras con extrañeza contemplarás
con tu lóbrega mirada,
desde la penumbra… mis ojos,
y en tu noche que para entonces ser mía,
profanaré tu cuerpo,
inmaculado y maldito,
que exhala el hedor de tu tristeza,
el dolor de tu miseria,
hermosa evocacion imaginar tus ojos
grandes y evasivos
que se posan tímidamente sobre la nada
para intentar olvidarme.