La mesa caoba sobre la que te escribo este poema
El armario que se sitúa detrás de mi melancolía
He largado de mi mente aquellos infames recuerdos
Pero no puedo olvidar el olvido para olvidar lo ocurrido
La silla sobre la que recito sin demasiado entusiasmo
El derrotismo que se sitúa al lado de la cama
La maleta que representa el angosto viaje de mi vida
La dulce brisa que corre por mi ventana cerrada
Mi mueblebar donde invierto mis horas empañadas
Por tus recuerdos impregnados en mis neuronas
Expulsados por mis poros como aromas insufribles
Que a la par hacen daño y te dejan tu dulce sensación
Tú tercia piel ennegrecida tus redondos senos,
Tus recuerdos paralelos a mis vivencias llenas de tu suero
Mi techo blanco ahora empodrecido de mi mirada
Mí desvanecida cara de desconsolado amargado
Mi almohada tocada por los momentos de sollozo
Mi más sentido pésame, no te olvido, estoy en un pozo
Las sabanas manchadas por el blanco de tus ojos
La colcha traspasada por la memoria de tu cuerpo
La papelera en la que invierto tanto amazonas
Las patas que reviento con tu dulce aroma
Todo en mi memoria y sin poder decirte
Que aunque te extraño no me acuerdo
De si contigo era feliz o simplemente un vano recuerdo