Aprieta niña, los vientos de tu boca,
que suspiras con aroma de azahares,
todo aquello que me angustia.
Ponte guapa, descubre tu figura,
recoge el pelo de tu largo río,
que la tarde nace, igual que tu pena
y no deseo verte zalema,
compuesta y sin novio,
siendo como eres, tan hermosa.
Dile a la flor de tu granado,
que bruña sus colores granas
y a la canela que te viste,
que eres reina de la morería en rama.
No habrá llama ni candela,
que en el labrantío se ilumine,
sin permiso de las luces
que se siembra en tu mirada.
Tras la noche de tus ojos,
hay mil cohortes de luceros
y una novia errante,
que pasea por los campos de nubes.
Ella arrastra su figura blanca,
sobre el sueño de las flores
y los suspiros de la plata.
Va con traje en albo encaje
y velo de leche,
Es la novia más hermosa,
es mi Luna más clara.