Tiembla mi cuerpo al levantarme
de este suelo tan profundo en que he caído,
suelo que ha plantado con sus notas
desde mi abdomen,
tu mirada, nuestro olvido.
Devuélveme el momento en que perdí la vista.
Quiero volver a escucharte,
decir gracias,
quiero sentir la cosecha
y quemar el lastre,
tu desastre,
nuestro infierno,
nuestro frío.
Acércate un momento más,
desnúdame, aliméntame
a tu ritmo.
Camina con tus pasos de mujer desconocida,
mujer ajena,
camina por mi espalda
de metal y vidrio,
recórreme unas horas,
no regreses.
Temblando me quedo,
te guardo,
te pierdo.
Así, como te tengo, cerca,
así como recordaremos una vez,
así me voy.
(La poesía intranquila entre mis labios,
describiéndome la sensación que les provoca
no recordar tu nombre al día siguiente)
Carlos Alcaraz
11/11/10