Extraño es el no sentir tu vientre
Tus fuertes muslos
Tus delicados labios
Hoy no tengo tu pelo
Tu boca, tu sonrisa
Hoy ya no me sonríen tus estrellas blancas
Enciendo las velas
Con inciensos de cereza
Para recordarte en fotografías
Aquella me cuenta lo que pasó aquella noche
El invierno se manifestó bruscamente
Tu cuerpo buscó el mío
La chimenea era la cómplice
De que la noche no terminara
Y el vino dulce que rodó por tu espalda
Te devoré por completa
Me sumergí en tus mares
Probé la sal de tu arena
Los montes de tus senos
Ellos fueron mi pasión
Mi salvación, ahora mi tristeza
Que acechador esta acorralándote
Quien es aquel que ahora te besa,
Te muerde y te hace el amor?
Yo sigo aquí, recordando tu piel de seda
Tu perfume escaso
Tu gemir en mi oreja
Chimenea no digas nada
Solo deja que la recuerde
Cuando era mi niña
Cuando aun era mía.