Pequeña borracha de amor,
que me ama con los cinco sentidos,
bajo las sabanas de la pasión,
me haces viajar hasta el infinito.
Tu cabeza sobre mi pecho,
y tu mano acariciando la mía,
segundos de silencio,
deseando que no terminen nunca.
Odiando que llegue el amanecer
de otro maldito día de rutina.