teresa ternavasio

EL SILBIDO

EL SILBIDO

 

Las notas le acompañan en su lento caminar

La fusa, la semifusa, como gotas en el mar

La brisa de la tarde, no ha dejado de rondar

Y los pájaros reclaman historias para contar

 

El niño prende la mano, a la fuerza singular

Del dueño de las canciones que silbando ven llegar

La gente compra su paz, con miradas elocuentes

Y en el vaivén de su brazo, el cariño recurrente.

 

Tiñe el sol para sus años, capa de cielo cobrizo

Y rematando en su cola, rubíes color rojizo

Pasea el viento olores de naranjos y ciruelos

El niño hará coronas, con ellos, para el abuelo.

 

Siguen las nubes recreando, en remolino, el amor

Camina, silba, camina, displicente, sin temor.

En un árbol una lechuza, pájaro de mal agüero,

Indiferente lo mira, vencida, emprende el vuelo.

 

La memoria de los días acumula los recuerdos

Que guarda en caja que tejen los momentos y las horas

Sendero corto de mármol, queda por recorrer

Y el silbido que lo lleva con sus notas, sin volver

 

Teresa Ternavasio