Ni siquiera migajas de cariño encuentro,
para mi corazón iluso, cuanto daría
por extirpar de mi la tristeza;
no encuentro los labios en que pueda
ludir los míos, y poder mitigar mi agonía.
Vivo con esta pena tan mía, que ya
nadie puede arrancar, por que esta
enraizada en mí, se alimento de mis
alegrías y creció en mis sueños e ilusiones,
me esta envileciendo el alma, no se
cuanto daría por una alegría incisoria
que acabe con mi dolor.
¡Quisiera eludir la desdicha y mixtificar la
tristeza…!, pero siento que es inútil, que
seria en vano porque están en mi
y de mi no se apartan; están formando
parte de mi vida y al apartarse talvez moriría.
Dichoso los que viven con amor en este
mundo y no conocen la tristeza, aquella
tristeza que nos hace agonizar
segundo a segundo, y no nos deja ver
la alegría ni nos lleva de este mundo…
Y así hay muchos como yo, que viven
contando dolores, sufrimientos desdicha
ante el destino inoxerable; con fe ciega,
creyendo cambiar el dolor con alegría,
cosa que solo lo puede el amor
sincero y puro que lo sepa comprender,
además que sea el amor anhelado, que
en las noches de sueño haya pasado
por la mente; porque es el único que
podría extirpar la tristeza hasta su
última raíz y mixtificar el dolor,
que pueda cambiar aquel vacío con
alegría y cambiar las lágrimas por sonrisas.