Horas de tertulia hemos logrado,
mensajes amorosos nos hemos enviado,
y hasta un sueño, planificado.
Todo comenzó sin desvarío, una amistad sin malentendidos,
interminables tardes compartidas como dos amigos
en los que cariño, sólo había existido.
Conversaciones agradables, fuimos entablando
Mientras, pequeñas miradas se nos iban escapando,
Inocentes el uno del otro de lo que iba aflorando,
continuábamos conversando.
De mi vida, de mis tristezas te iba contando,
de las tuyas también me habías conversado,
y como grandes amigos nos quedábamos escuchando.
Clases de políticas, economía y filosofía
me estabas dando,
mientras yo escuchaba y veía
lo mucho que mi amigo sabía.
Supongo, que ignorarías,
La admiración que por ti,
en mí nacía.
Para mí, la tarde lento transcurría
si junto a mí no corrías.
“Corre Forest” yo te decía,
sólo para ver si me mirarías.
Hasta ese momento, cariño y admiración yo sentía,
pero un día de mis tardes te ausentarías
para poner de manifiesto, lo que esta niña por ti sentía.
Fueron días largos y desolados
sin poder correr a tu lado,
hasta que con tu acostumbrada seriedad de abogado,
Por esa puerta, que ya por semanas yo había vigilado,
te vi entrando.
Entonces en mi corazón pasó algo,
que aún no aclaro, no entiendo como ese cariño,
se pudo convertir en un pecado.
Mis ojos se iluminaron,
Cuando tus labios mis mejillas tocaron,
Y mis manos sudaron
Cuando te sentaste a conversar a mi lado.
Horas de tertulia hemos logrado,
mensajes amorosos nos hemos enviado,
y hasta un sueño, planificado.
Un día, sin más ni más,
queriendo obviar
las circunstancias que desde que te conozco te han rodeado,
Quise tenerte más cerca de mi lado, porque ahora esas tardes pasarían a ser del pasado.
Y continuaba anhelando
una comunicación más amena en la que estemos librados,
de toda presión por la que nos sintamos tildados.
Entonces, un inocente mensaje
comencé por enviarte,
Y tú, tan amable como siempre contestaste
Y entre palabras y risas
Respondiste a mis llamados.
Que si tú, que si yo,
de todo estuvimos hablando,
Con frecuencia y no con tanto,
siempre nos estuvimos comunicando,
hasta que un día, el nombre de nuestro hijo estuvimos planificando.
Soñadores, ilusos, coquetos, no sé a qué estábamos jugando,
Sólo sé que yo a un Julio Antonio ya estaba aguardando.
Y en tardes aburridas yo, viejas conversaciones me las paso recordando.
Nuestra extraña amistad y técnicas de seducción
tras una pantalla se fueron dando,
Mientras yo, de mi trabajo y soledad me fui agotando.
No sé si la persona que como a ti te acompaña
Ya a mí me haya llegado,
No sé si vale tanto para que yo a esta amistad deba irla secando,
Que al coqueteo y a las insinuaciones tenga que estarlas evitando.
Sólo sé y sólo sé, mi gran amigo, mi oculto amor
que de haber tenido la oportunidad, mucho amor, yo te estaría dando.