La marchita camelia
colgando de un vaso,
nos dice que todo
cumple una función,
lo mismo que el rostro
mustio de la dama,
colgajos de vida
que el viento..llevó.
Que triste que haya
espejos al paso,
mostrando con saña
lo que hoy uno es,
una anciana apenas
que a todos molesta,
dolores y achaques
y el mundo...al revés.
Nunca lo ha pensado
que un día cualquiera,
flaquearían sus fuerzas
no serán las de ayer,
en su andar despacio
descubre con pena,
que esta película
cambió...de cartel.
que habrá un milagro,
que sea cualquiera
la cuestión, ser feliz,
no exige grandezas
tan solo cariño,
lo daría todo
por volver...a reír.
Nadie le contesta
el tiempo tampoco,
se fue sin decirle
ni siquiera adiós,
se envolvió sumisa
en sus utopías,
hoy está tan sola
y un día...eran dos.
Que final artero
el último acto,
es una novela
que alguien escribió,
repartió a su paso
suspiros y besos,
y la última página
en blanco...quedó.
BORIS GOLD