Ángel insepulto,
con piel color violeta,
en su pecho habitan
palomas mensajeras,
sin sonidos...sin respiros...
con las alas quietas
y sin un graznido.
Pareciera que se han ido
del pecho sus latidos
y los sueños peregrinos,
deambulando andan.
¡Vuelve ángel dormido!
No arrastres las cadenas
que se adhieren a tus plantas,
libérate del silencio
que ahoga tu garganta.
Una cama tibia
espera tu llegada
con luz de la alborada.
Vuelve de ese mundo
en donde reinan las tinieblas,
no aumentes más mis penas,
sal del sueño de plomo,
muéstrame una luz de asomo,
verás que una lágrima afloro,
de dicha...de contenta.
La vida vale todo,
la muerte no vale nada.
Los labios azulosos (de él)
cerrados...silenciosos,
luchan porque se escape
siquiera algún quejido
y en su interior se agita
una angustia infinita
que dice:
No quiero ir al valle
en donde habitan los muertos,
aunque aquí estoy quieto,
aunque parezco inerte,
aún no me lleva la muerte,
estoy luchando por quedarme
en este grandioso mundo.
Así pase el tiempo
y me vean taciturno,
no quiero ser el huésped
que habite el cementerio.
Dios está conmigo
guiando mis pasos
en este duro batallar,
yo les auguro
que muy pronto...
¡Veré la luz del sol brillar!
Felina
ÁNGEL INSEPULTO.