Te hablo a ti,
cuya mirada me condena
al silencio.
A ti,
cuya guardia nunca baja,
cuyas palabras no siempre alagan,
cuyas comidas deleitan,
cuyo tiempo siempre esta contado,
cuya mente es perpetua.
A ti.
quien no da entrada a la magia,
quien no tiene tiempo para si,
quien no baila la vida,
quien no sabe de alquimia, pero si de cocina,
y de qien no espero un alago.
A ti,
cuando los segundos son eternos al escuchar tu reproches,
cuando la tarde es fria y tu no acobijas,
cuado el tiempo para y tu no esperas,
cuando no comprendiste mi anhelo,
cuando la soledad daba comienzo.
Te hablo a ti,
cuya mirada me condena al silencio,
quien piensa que esto es basura
cuando no sabe cuando ni donde comenzo la agonia.
Y aun que jamas corto una flor,
le agrdezco por su jardin.
Te hablo a ti,
Madre.