Se cubrió de grises, el cielo de octubre,
porque está lloviendo desde la mañana;
detrás de las nubes se escondió la aurora,
huyendo del beso de una brisa helada.
Hoy no estás conmigo, y cuando te pienso,
cielos procelosos me cubren el alma;
un frío muy frío, me hiela la sangre;
no pueden mis ojos, detener las lágrimas…
Pero un arco iris pintará mi cielo,
cuando soles nuevos despunten al alba;
aquellos que bañan de luz mi universo,
cuando en tus pupilas, descubro galaxias…
Al cesar tu ausencia, morirá el invierno,
mi beso en tus labios, será llamarada;
tu piel y la mía enhebrando caricias,
diciéndolo todo, sin una palabra.
Porque no hay distancia que mi amor enerve,
ni muros, ni fosos, ni torres tan altas,
que no los alcance esta pasión ardiente,
que me incendia el cuerpo y me ahoga el alma…