Aveces la inspiración llega a nosotros como un rayo,
que es visible, notable y fugaz,
rompiendo el silencio que hay en un espacio vació,
tan vació que puede llegar a parecerse a nuestro corazón,
y buscamos algo que lo llene, que lo cure,
cortando nuestra respiración cada vez que se acerca a una solución,
pero te das cuenta que es tan ilógico,
porque jamas se llena,
y como el rayo rompemos es silencio,
con nuestro llanto,
pero la realidad es que,
las lagrimas jamas han solucionado nada,
y susurramos al viento nuestra mala suerte,
mientras nuestras palabras se las lleva el viento,
y el viento las pierde en el tiempo,
haciendo que no quede nada que decir...