Qué hace un caballo blanco, galopando
en el cielo
un día sin aire electrizado, sin embudos
de tornados y sin magos.
Qué hace en un potrero sin empalizada
como si fuera libre y feliz en el aire
haciendo flamear la cola como una banderola.
De dónde viene su galope, a donde
se dirige
qué quiere.
Y no es el caballo del Apocalipsis, se parece
mas bien al de un cuadro
del Siglo XIII
que galopa en una misa encima de unos feligreses.
Qué extraño un caballo blanco, galopando
en el cielo, sacudiendo
las crines y espantando a las nubes
como en una pradera inmensa
sin árboles ni vados ni hondonadas glaucas
con solo el viento en las patas
que brillan cuando brinca.