El hombre que despierta
Se siente como un animal
Que hay dentro de él
Sus garras asoman al caer la tarde
Como las leves zarpas afelpadas
Cuando entra en la jungla de la ciudad
Conservando en él, gusto por la caza
Saliendo de su voz
Los ambiguos maullidos de un animal
En busca de su presa.
Cuando cierra sus ojos aparecen en él;
Su pasado ancestral.
El barro y las hojas muertas
De la selva le dan el color a esa piel
Suave que esconde y quiere ocultad
Como una flor seca en medio
De un libro.
Ese hombre animal que muchas veces
Recuerda su verdadera
Condición de fiera.
El hombre mono o ¡Tarzán de la Selva!
Habría dado la mitad de su vida
Por tener esas garras de lucha
En la gran ciudad.
Autor: Hernán R. Cornejo Véliz