Hay un hombre que viste el calvario en sus ojos
que se pinta de ojeras el color del insomnio
que se muestra cansado
que se muestra dolido
que se entrega sin fuerzas
al rincon del olvido.
Hay un hombre extraviado,
hay un hombre perdido
que agoniza de amores
por ser recto y preciso.
Por llevar en sus manos
la verdad en valores;
por llevar los honores
de querer con atino.
¡Pobre hombre, pues ama!
y hoy, no tiene destino.