Amanecer en la vieja ciudad
entre grados de alcohol y olvido
michelín sobre el asfalto choque contra dormida farola.
Esparcida sangre en la acera de un solitario caminante
atónita mirada de los viandantes que van y vienen en su cotidianidad.
Vía de prisas y metal imprudencias líquidas
suena la sirena portadora de batas blancas salvadoras de vida
lamento y silencio extendidos en el suelo.
Desdichas en el revuelto volante
noche de juvenil música y vaso al filo del labio
mañana donde la negra sale ante un adormecido sol.
La rueda de la fortuna anda en el olvido de calle.
Xesca Almécija