Autor: Eduardo Carreño L.
Me han llamado introspectivo
por entrar en conexión con mi ser,
he dejado fluir al espíritu,
navegando en aguas calmas de mi alma.
Una reacción natural que no muchos entienden,
ser el extraño de la ciudad, aquel que piensa más allá,
con una mirada a un mundo en paz,
con una alianza con los silencios.
Se encadenan, los ecos de la soledad,
internándose en melodías adscritas en el aire,
cómo el canto de las gaviotas en el muelle,
atraídas por cardúmenes de peces.
Se encadenan en nuevos atardeceres,
motivos alucinantes, emociones delirantes,
tras los tonos endulzados en ternura,
que nacen del alma, del poder del amor.
Alguna vez también, escucharás,
los ecos de la soledad,
aquellos que serán bálsamos para tus sienes,
armonías a tu sentir.