Se acabó el latir del buen amor
y esto se acaba por culpa de ti.
Yo no conocí, más bien vi,
el castigo pavoroso del dolor.
Solo y triste estoy con esto,
ya no vale nada, ni queda nada.
Solo éramos tú, yo y el amor
y hoy escribo este poema, mi poema.
¡Tú! No sabes que te quiero aún,
sueño y lloro por tu querer.
No me conozco, no me valoro
por consecuencia de tu vencer.
A la que yo quiero tanto,
ya no quiero expresar mi parecer;
mi corazón, sufre en cada llanto.
Con esta tirria he dicho todo,
para mí, ha nacido el anochecer.
Pero ya no importa, todo acabó,
así que ahora me olvidaré de ti.
Habrá otra que ocupe tu puesto
y siempre estará junto a mí.