Luis Antonio Osorio

Desde antes de nuestro suicidio, cuando María aun no era mía...

Desde antes de nuestro suicidio, cuando María aun no era mía...


Tengo un conflicto, atrapado aquí en mi garganta
con sus tacones y sus faldas
son estas ganas... de hablarle y decirle
que hay frío afuera, que las magnolias se congelan,
y parece que su sexto sentido leyera mi mente
y toma el abrigo... ¡mentiras!,
de igual forma lo iba a tomar....

Tengo sed, de besar sus labios de menta;
descubrí su sabor en un adiós
que me llego con su aliento;
mas aún su carne no muerdo...

Mañana, otra vez estará,
para que le invente fantasías,
para que sueñe con su pelo
para desatrancar de una vez por todas
de mi garganta
esos tacones y esas faldas
que me alteran, la mente y el alma...

Tengo su cuerpo vertido entre sueños
que se quedan dormidos, bajo las almohadas
que permanecen en mundo de muñecas aladas,
sueños congelados en témpanos de recuerdos...

Miro el espejo que me dice,
es trampa soñar con musas mortales,
con huesos que tiemblan,
con voces que dejan sordo, es trampa me dice...
Es trampa... me digo...

A veces siento que soy madera para cajones de difuntos, ataúd;
la pala que abre hoyos en funerales, cemento para lápidas,
la tinta de un "Que En Paz Descanse";
soy todo aquello que acompaña lo que fue una vida;
mientras no te tenga, seguiré siendo aquello
que hace daño y me hace pensar en estas locas huidas...

Mañana despertare con las agujas del reloj
pareciéndose al kilometraje del Ferrari,
los pasos a cien, la sangre a mil...
Talvez suicide mis manos para dejar de escribir
estos extraños y oscuros poemas
en el contorno de sus diademas,
aquellas que sostienen su cabello, de vuelo salvaje...
Apostaría en las cartas con el sujeto vestido de rojo mis almas
las muchas que he ido recogiendo en esta pasarela de vida…

Sin manos quien me garantiza ganar.
Y no importa si alguien me ha de quitar
las almas atadas a mi espalda;
otras cosas talvez podría ganar
tal vez... quizás talvez,  la costura de su falda...