Autor: Eduardo Carreño L.
Próxima a mi luz natural vive ella,
vive cercana a mis ojos, pero
muy lejana de mi dulce alma.
Cuando en ella pienso, se me acerca el cielo
y me sonríen las estrellas,
cuando con ella sueño, el mar se contrae
y las olas en mis ojos se esconden,
se tornan débiles y en lágrimas doradas
se transforman y se desvanecen en mi piel.
Cuando con ella me encuentro, sin querer
me traicionan los nervios, siento susurros
de un viento helado que lentamente,
hace confundir mis pensamientos.
No se que hacer, ella es mi todo,
es la miel que busca el oso
pero ella me despecha, se aleja de mis brazos
ya no se que diablos hacer...
Tan cerca su imagen y tan lejos su amor
tan cerca su luz y tan lejos su calor
Cuando a ella la siento, las aves se posan en mi alma,
los pájaros susurran su llegada fiel,
y mis oídos elogian su tenue voz, alegrando mi existir
día a día y segundo a segundo.
Tan cerca su cuerpo y tan lejos su alma,
ella es toda la noche que navega en mis mañanas
tan cerca su morada y tan lejos su entrada,
es como el alba en plena madrugada.
Tan cerca sus candados y tan lejos sus llaves,
parezco un señuelo atrapando un ave,
es algo imposible, tan cerca que la tengo
y no logra responder a mis deseos...