¡Ya la había visto antes,
pero nunca le había tratado!
lucía zapatos negros
colgante blanco
mediecillas rosas
vestiduras largas,
componía papeles
destrozaba elogios
empañaba risas
¡aplaudía engaños!
Se acercó a mi vista
despreció el saludo
consiguió el pasaje
se anidó en mi casa
me brindó comida
¡se albergó en mi sala!
Consumió bebidas,
jugamos y cantamos,
me causó confianza
le enseñé mi canto
le escribí mis versos
recité un poema
¡pero no!.
Al día siguiente,
como luces negras
se extinguió en mis brazos
destrozó mi alcoba
¡se llevó mi canto!
asfixió mis versos
los sembró en engaños
se comió mis letras
publicó en el diario:
“Carecen de rima,
alegría y encanto”
Se pasmó en el tiempo
revivió la astucia
escupió mis versos,
¡mi poesía y canto!
Encontré a un poeta
le brindé mi tinta
le otorgué mi llanto,
escribió profundo
recitó a lo mudo
reveló a mentira
insultó al engaño
y lo mejor de todo,
con tinta seca
y papeles blancos,
alejó por siempre
a la señora asalto,
la señora envida,
y a la señora llanto.