Y llegastes un día, a la vera de mi vida.
Tu mirada me atrapó y no tuve salida.
Me comprastes con detalles, con besos y caricias.
Esclava soy ahora de tus besos y sonrizas.
Atrapada y sin salida a la voluntad de tus locuras.
Me atas al tronco del deseo, con grilletes de ternura.
Y latigas mi cuerpo, en un frenesí de caricias.
Mis heridas de amor curas, tiernamente y con pasión.
De tu boca bebo el vino, que mi sed ha de saciar.
De tu cuerpo, pan divino que mi hambre calmará.
Y así me encuentro atada y sin salida.
Esclava de tu amor, esclava de tu vida.