El adiós y el perdón
llegaron de la mano
y sobre mi piel dejaron
caminos sin recorrer.
Gira, girando otra vez
el viento trayendo amores,
sopla una brisa después,
despierta a los corazones.
¿Acaso no tiene piedad
la luna que besa al mar?
La miro de lejos pasar,
gustosa de soledad.
¡Adiós! Comienza un recuerdo,
olvido, dejó un perdón;
soñando un sueño despierto
abriendo mi corazón.