la embriaguez de la noche
me abruma con su sutil manto
que me cubre en esta solitaria casa
en donde ventura un silencio a ratos,
el silencio es efimero en esta casa
porque soy incapaz de no salir a las calles
y ver el invierno que convulsiona el presente;
añoro el silencio aunque sea por un minuto.
Por un minuto puedo respirar sosiego,
por un minuto puedo hacer comparecer a los recuerdos
y escribir versos iluminados por el viento que mece por la solitaria casa.